domingo, julio 31, 2005

Camino a la Traición

Estrictamente personal
Raymundo Riva Palacio

06 de junio de 2005
Camino a la traición

Andrés Manuel López Obrador presentó este domingo un esquema ciudadano para financiar su precampaña. Pero, ¿dónde quedó el PRD?


Andrés Manuel López Obrador tendría que ser motivo de orgullo para la izquierda mexicana ante la gran posibilidad de que por primera vez accedan a la Presidencia de la República en 2006. Pero no lo es. Más aún, una candidatura de López Obrador en las condiciones actuales, lejos de ser la coronación de décadas de lucha de la izquierda mexicana, sería su liquidación. El jefe de Gobierno del Distrito Federal no representa una opción de izquierda real sino la refundación de un priísmo disfrazado de demócrata y la restauración del presidencialismo autoritario contra el cual tantos lucharon durante tanto tiempo.

Presentarlo como un gobernante de izquierda, o como la opción de la izquierda para la Presidencia, sólo es obra de la funcionalidad de la mente que equipara mecánica a todos los integrantes del PRD como militantes de izquierda. Pero no es así. En el astuto tabasqueño se resume una de las banderas de la izquierda como es la política social, que también ha sido empleada por regímenes autócratas, como los que durante generaciones representó el PRI, y que utilizó para construir redes clientelares y corporativas para control político y su permanencia en el poder.

Connotado operador priísta en Tabasco, López Obrador es, ante todo, un pragmático al que la inteligencia emocional de los mexicanos tiene ubicado en un casillero equivocado. Su lucha social en Tabasco, varias veces en los linderos de la ilegalidad, lo ubicó como un eterno gladiador contra el autoritarismo priísta, partido del cual salió en protesta porque no le dieron la candidatura a la presidencia municipal de su tierra. Creció en el PRD de la mano de su fundador Cuauhtémoc Cárdenas, a quien le pagó golpeándolo a través de la campaña contra la ex presidenta del partido, Rosario Robles.

Se apoderó del liderazgo del PRD, y desde ahí comenzó la traición al partido que surgió como un movimiento de fuerzas políticas de ex priístas y de izquierda para combatir el presidencialismo autoritario, para recrear esa forma de hacer política de control, manipulación y alteración de la plataforma programática de acuerdo con intereses coyunturales. Pero a él le han perdonado los pecados capitales que provocaron el sacrificio del PRI.

Uno de los ejemplos más claros se dio cuando la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, controlada por el PRD, discutía la Ley de Convivencia Social que por años fue una bandera programática del partido, que enfrentaba la oposición de los sectores conservadores que se escandalizaban con la legalización de las uniones entre homosexuales. Todo iba encaminado para su aprobación hasta que el cardenal Norberto Rivera le habló a López Obrador para pedirle que la detuviera y, en un acto autoritario, ordenó a la mayoría perredista en la Asamblea que sepultara la ley. El golpe directo al corazón del PRD no sería el único.

López Obrador se comporta no sólo como si le disgustara el PRD, sino como si le estorbara. Para su campaña presidencial impuso a un presidente, Leonel Cota, y creó un sistema de redes ciudadanas donde el cerebro político es Manuel Camacho, diputado perredista que dio forma teórica al grupo compacto que llevó a Carlos Salinas a la Presidencia. De esta manera, López Obrador está embarcado en la creación de un aparato político paralelo al partido, convencido, como lo han sugerido algunos de sus asesores, que aunque necesitan su estructura territorial, es un lastre para un candidato que tendría que ciudadanizarse para poder alcanzar la Presidencia.

De la mano de refinados operadores del sexenio salinista, López Obrador ha repetido el esquema que legitimó al ex presidente, tras las enormes nubes de fraude electoral. La noble política social fue la herramienta para crear, como se hizo con el Programa Solidaridad, una clientela electoral por fuera del PRD, que se ha reflejado en el apoyo de la gente de la tercera edad o en grupos de presión como la organización Francisco Villa, los taxis pirata y el comercio ambulante. Repitiendo el esquema de Salinas con su delfín Luis Donaldo Colosito, López Obrador pretende imponer como su sucesor en el Gobierno del Distrito Federal a su secretario de Desarrollo Social, Marcelo Ebrard, brazo derecho de Camacho cuando en el sexenio salinista la encomienda era la destrucción del PRD.

Hacia el capital privado, que requeriría para darle vigor a su campaña y viabilidad, en dado caso, a su gobierno, López Obrador les ha estado repitiendo el mensaje que quieren oír: control de la macroeconomía para evitar déficit, y fortalecimiento del Tratado de Libre Comercio. Lo que en el exterior no han querido escuchar es que su discurso doméstico es totalmente diferente: no hay control sobre el déficit, sino sobreendeudamiento. Al mismo tiempo, las audiencias nacionales no quieren escuchar que esa fidelidad a la liberalización económica (el neoliberalismo, se le llama peyorativamente) es totalmente contraria a lo que proclama en México. El doble discurso subraya su enorme pragmatismo, su debilidad ideológica y la ausencia de componentes reales de un programa de izquierda.

Una secuencia lógica de esa forma de actuar es lo que está haciendo del PRD. No son sus cuadros en los que se está apoyando, y sobre 80% de las candidaturas para puestos de elección popular en 2006 quieren ofrecérselas a candidatos ciudadanos, dicen sus operadores. Tienen claro que el techo de 18% de "voto duro" del PRD no les alcanza para competir con probabilidades de éxito en 2006, y que necesitarían otro 18% para ir en igualdad de condiciones contra el PAN y el PRI. Pero la manera como lo está haciendo transmite el mensaje que el PRD y la izquierda son desechables. Ahí se equivoca. Es cierto que el PRD solo no es suficiente para llegar a la Presidencia, pero sin el PRD alcanzarla sería imposible.

rriva@eluniversal.com.mx / r_rivapalacio@yahoo.com

sábado, julio 30, 2005

AMLO Versus la Cultura

Sergio González Rodríguez: Noche y Día

AMLO Versus la Cultura

Si el día de hoy no se contemplara la salida de Andrés Manuel López Obrador del gobierno del Distrito Federal, sino el término de su mandato presidencial, el escenario sería escalofriante. Basta hacer un ejercicio de abstracción y de síntesis de lo que ha sido su periodo en el DF entre 2000 y 2005.

El protagonismo del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México ha crecido mucho menos por los aciertos de su gestión político-administrativa que por sus habilidades propagandísticas en torno a dos puntos estratégicos: el primero ha sido fincar su fama en la puesta en marcha de obras de infraestructura urbana de perfil oneroso y de bajo a medio impacto en su eficacia colectiva; el segundo se refiere al empeño de autoconstruirse como una víctima de sus adversarios políticos mediante el uso recurrente del presupuesto bajo su control en la compra de espacios comunicativos para mejorar su imagen.

Hasta la fecha, la ciudadanía mexicana ha preferido a López Obrador como presunto candidato presidencial en numerosas encuestas por encima de sus oponentes virtuales a pesar de sus grandes limitaciones, por ejemplo, en seguridad pública, aunque a él le basta lo que hizo: "no es asunto menor que no se desbordara la inseguridad", dice. Desde su punto de vista, lo que debería ser sólo un prerrequisito, puede lucirse como grado de excelencia.

Las encuestas preelectorales llevan como primer objetivo sondear las percepciones de los posibles votantes en una esfera especulativa, y su segundo fin consiste en tratar de modificar hacia futuro las expectativas del propio voto.

El interés propagandístico que López Obrador impuso en tanto prioridad de su gobierno ha incidido desde luego en semejante respuesta del público, y tuvo su plataforma en otro par de aspectos de importancia básica: las conferencias de prensa a primera hora, que le permitían ganar espacios en medios electrónicos de comunicación a lo largo de la mañana por encima de la noticia del día anterior, y en consecuencia, imponer su huella en medios que dependen del flash informativo, como la radio, la televisión o internet, y se muestran tan sumisos ante las declaraciones de los políticos como opuestos a su cuestionamiento serio y las investigaciones de fondo.

Tal situación se complementó con la falta de transparencia del propio gobierno de López Obrador, sobreprotegido asimismo por la mayoría de representantes que mantiene el Partido de la Revolución Democrática en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha refinado las antiguas estrategias y tácticas de los gobiernos pretéritos del Partido Revolucionario Institucional y las ha puesto al día, mientras el propio PRI entraba en un receso del que se ha recuperado poco a poco y la sociedad padecía a su vez la erosión del aparato de gobierno y de Estado por el desastroso régimen de Vicente Fox Quesada en la Presidencia de la República.

Lejos en realidad de su autopublicitada imagen de "izquierda" o de una gestoría dedicada a los "pobres" y comprometida con la "obra social", la jefatura gubernamental de López Obrador ha traído un retroceso hacia la subcultura política que caracterizó la vida pública del País cuando dependió del autoritarismo, el aglutinamiento clientelar, la demagogia y el populismo. Al mismo tiempo que se ha entregado al gran capital y a las medidas neoliberales que tanto dice abominar.

Lo sorprendente en el funcionario tabasqueño es la contumacia de negar estos hechos, cuya explicación puede estar en la fidelidad a la mentira y las simulaciones que suelen caracterizar a las figuras tradicionales de la política mexicana, siempre a medio camino entre la solemnidad y la picaresca.

La circunstancia de que el 76 por ciento de los capitalinos apruebe su gobierno ahora, si bien éstos le otorguen una calificación reprobatoria, muestra los beneficios y las contradicciones arriba descritas, que día con día serán confrontados en la competencia electoral.

El estímulo a la subcultura política de López Obrador tiene su correlato en el desdén que ha mostrado ante el tema cultural en su gestión de gobierno, y resulta emblemática la propuesta de constituir una "Secretaría de Cultura" en 2002, mediante el expediente de darle "autonomía" jurídico administrativa pero escasos recursos para su eficaz funcionamiento. Asimismo, en 2003 se emitió una Ley de Fomento Cultural del Distrito Federal que implicaba crear su Reglamento respectivo. Estos manejos procedimentales se sometieron en la práctica a las inercias de programas de atención a la cultura en las delegaciones, establecidos por administraciones previas.

Para el gobierno de López Obrador, el entendimiento de lo que es cultura implica un gran batido en el que se entremezclan actividades y programas de asistencia social, clientelismo político, turismo, espectáculos y difusión cultural, de allí que se hagan confluir como logros, cuando más bien debería de hablarse de falta de concierto o exceso de inercia, lo mismo mesas redondas de índole académica que asuntos de infraestructura, conmemoraciones cívicas, la Fábrica de Artes y Oficios de Oriente o los conciertos en el Zócalo, una concesión a la industria del espectáculo. Cuando todo es cultura, ya nada es cultura.

En tal sentido, Andrés Manuel López Obrador comparte el desprecio a la cultura y un anti-intelectualismo obvio que ha favorecido la presidencia de Vicente Fox Quesada. Queda claro que sólo toleran a los intelectuales y creadores como fans. Y, como es de suponer, los hay de sobra a su alrededor. Unos callan, otros soslayan, otros apoyan. Se trata del viejo entendimiento entre la letra y el poder: de lo perdido, lo que aparezca; de lo malo, lo menos peor. A cambio, obtienen los réditos menores de su mentalidad subordinada.

sábado, julio 23, 2005

Ciro Gomez Leyva opina...

No recuerdo en mucho tiempo un spot de televisión más estrujante que el de Pedro Galindo. México Unido Contra la Delincuencia lo puso al aire el 28 de junio (al cumplirse un año de la gran marcha contra la inseguridad) en los canales de Televisa, en horario nocturno. Seguramente ya lo han visto. Pedro, un secuestrado, describe que cuando le cortaron el primer dedo sintió dolor; miedo cuando el segundo, rabia cuando el tercero y fuerza cuando le mutilaron el cuarto. Pero lo que lo hará inolvidable es el desenlace. Pedro sube el tono de voz y le exige a las autoridades que no mientan, "que trabajen y salven a nuestra ciudad del miedo, y si les tiembla la mano, ¡tengan, les presto las mías!", remata acercando sus dos manos, muy fuertes, casi hasta tocar la cámara. Tres amputaciones en la izquierda, una en la derecha.

Es brutal. Es impecable para los fines que busca México Unido Contra la Delincuencia. "El objetivo es sensibilizar a los ciudadanos para que denuncien", dice la presidenta de esa organización, María Elena Morera. "Y también presionar a la autoridad para que estimule una cultura de la denuncia, y para que los gobiernos tomen de mejor manera la denuncia de los ciudadanos".

Junto con el de Pedro Galindo está al aire el spot de Martha Cristiana, una madre a la que le mataron a dos hijos y ahora está embarazada por tercera ocasión. En breve se difundirá el tercer spot de la campaña. El personaje será Talina Fernández.

Quizá al enterarse de que se trata de Talina Fernández, e imaginar cómo será el spot, el gobierno del Distrito Federal decidió repetir la fórmula fallida que empleó para desacreditar la gran marcha del 27 de junio de 2004: alegar que se trata de un complot en contra de un gobierno de izquierda.

Andrés Manuel López Obrador dice ahora que los responsables de esta campaña son Carlos Salinas de Gortari y sus secuaces. Increíble, pero cierto. La ciudad no sufre, no teme. Manifestar una inconformidad porque la autoridad no protege y acompaña al ciudadano frente a los criminales es conspirar contra el "gobierno democrático". Es increíble. Es una perversidad.

Pero al igual que el año pasado, López Obrador fracasará en su embate contra Pedro, Martha, Talina. Por una sencilla razón: la gente está dolida, tiene miedo, tiene rabia y tiene fuerza. Y quiere meter sus manos en una lucha en la que el gobierno ha sido arrasado.

Por lo pronto, la tenacidad de México Unido Contra la Delincuencia y otras agrupaciones sirvió para que 936 municipios cuenten ya con el programa 066 de denuncia telefónica. El gobierno del DF se resiste a sumarse. Alega razones técnicas que Telmex ya le explicó que no son válidas.

Mientras López Obrador inventa conspiraciones, gobiernos como el de Aguascalientes ponen en internet todo el proceso de una averiguación previa para que el ciudadano la pueda seguir paso a paso.Ese es el camino. La tozudez de algunos gobernantes no podrá detener el avance ciudadano. Cada vez serán más quienes le digan "¡Tengan!" a políticos que, como López Obrador, no quieren ver cuántos dedos le faltan a la realidad.

Rioboó nos robo!!!

El diseño de los proyectos ejecutivos de las ocho obras viales más importantes del Gobierno del Distrito Federal, realizadas por el Fideicomiso para el Mejoramiento de las Vías de Comunicación (Fimevic) fueron adjudicadas de manera directa a la empresa Rioboó S.A. de C.V.

En todos los casos el Fimevic recurrió al concepto adjudicación directa por caso de excepción.Lo anterior de acuerdo con la respuesta que dio el Fimevic a ocho solicitudes de información, en las que se preguntó quién o quiénes hicieron el proyecto ejecutivo de cada una de las obras por este organismo realizadas en lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador."

Los proyectos ejecutivos de los segundos pisos de Periférico y Viaducto, así como el Puente vehicular Prolongación San Antonio, Lorenzo Boturini, Fray Servando y Avenida del Taller, el Deprimido Vehicular Av. Del Rosal, la primera etapa de la Ciclovía y las gazas elevadas del corredor de transporte público Insurgentes, las realiza Rioboó S.A. de C.V", establece el Fimevic en su respuesta.

El organismo además dio a conocer la existencia de un solo contrato con la empresa del proyectista José María Rioboó por 140 millones 803 mil 18 pesos, pero no especifica cuánto costó el proyecto de cada obra." El monto del contrato de Rioboó S.A. de C.V. es de 140 millones 803 mil 018 pesos con 83 centavos sin IVA mismo que considera diversos proyectos y alcances", indica.

La referencia a este documento se encuentra en la página del Gobierno del Distrito Federal, en la liga con el Fideicomiso, en el rubro "Distribuidor Vial San Antonio", donde se da cuenta del contrato OB/001/2002 por el mismo monto.

La descripción del servicio que se contrató desde 2002 es "Proyecto Vial y Estudios de Impacto Ambiental, Urbano y Vial, y el Proyecto Ejecutivo para la construcción de las vías rápidas de la Ciudad de México".

De acuerdo con el Fideicomiso, el proceso de adjudicación directa se basó en los artículos 24, 61 y 63 de la Ley de Obras, así como en las Políticas Administrativas, Bases y Lineamientos en Materia de Obra Pública.

La fracción XIV del artículo 63 señala que las dependencias podrán contratar obra a través de invitación restringida cuando se trate de investigaciones, consultorías, proyectos u otro tipo de apoyos técnicos que por su elevado nivel de especialidad y grado de complejidad, a juicio de la dependencia el proceso de licitación pública, no sea idóneo para garantizar a la administración las mejores condiciones.

lunes, julio 18, 2005

Lo que deja Lopez

A un año de la marcha contra la inseguridad, las 10 colonias más peligrosas de la Ciudad de México que agrupan los principales delitos mantienen casi los mismos niveles de criminalidad. Las autoridades aseguran con cifras que los ilícitos disminuyeron. La delincuencia ríe

Sus calles guardan parte de la historia de la ciudad, pero también a la delincuencia más persistente y activa del Distrito Federal. Inseguras y copadas por el hampa, 10 colonias concentran los delitos que a diario afectan a los capitalinos, como el robo de autopartes y de vehículos con violencia, el asalto a peatones, el atraco a negocios y las agresiones callejeras.
La estadística de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, basada en las denuncias recibidas, ubica como principales zonas criminógenas a las colonias Centro, Del Valle, Roma, Narvarte, Agrícola Oriental, Doctores, Juárez, Guerrero, Portales y Santa María la Ribera.

En esos territorios se registraron 6 mil 114 delitos de enero a abril de 2005, 374 menos que en el mismo período del año pasado, según la Procuraduría capitalina.

El descenso es interpretado como un avance en el combate a la delincuencia, pero el comparativo con cifras de años atrás muestra que este progreso es un triste alivio para siete de estas colonias, que desde 1997 se encuentran entre las más peligrosas. La Narvarte, por ejemplo, tenía un promedio de cuatro ilícitos diarios hace ocho años, hoy es de cinco; y la Guerrero acumulaba poco más de cuatro, hoy es de 3.5 delitos cada día.

Los números no le sirven de consuelo a Sergio Hernández, jubilado de 68 años que ha sido asaltado en varias ocasiones en la colonia Centro. El último atraco fue en la esquina de Circunvalación y Emiliano Zapata, donde le pusieron un cuchillo en el cuello y le quitaron los objetos de valor.

"Las vecindades sirven de refugio para los ladrones y desde el atardecer ya no es posible caminar por ahí o pasar en taxi", comenta Hernández.

En la Centro se han registrado más de mil 500 delitos este año y ocupa el primer lugar en incidentes, agrupados principalmente en robo a transeúntes, repartidores y negocios, sin olvidar la constante violencia callejera que se traduce en lesiones y, algunas veces, en homicidios.
Los delincuentes se han apropiado de territorios con alto nivel adquisitivo, como la Del Valle, para cometer el robo de vehículos; de zonas comerciales, como la Guerrero, para atracar negocios; de espacios habitacionales con escasa vigilancia, como Santa María la Ribera, para robar casas; y de lugares con gran afluencia de personas, como la Centro, para asaltar a peatones.

La delegación con el más alto índice delictivos es Iztapalapa, sin embargo la Cuauhtémoc es la que tiene en su conjunto a más colonias peligrosas, con seis, y después está la Benito Juárez, con tres colonias de alto índice delictivo.


Puntos rojos

Rodeadas de cifras con delitos a la baja, las autoridades capitalinas aseguran que a un año de la marcha contra la inseguridad, que reunió a más de 500 mil personas, los delitos de alto impacto social han disminuido.

Según las estadísticas de la Procuraduría capitalina, de enero a abril de este año se habían presentado 51 mil 24 delitos, es decir, un promedio de 425 diarios. Además, durante ese periodo 14 mil 997 personas fueron puestas a disposición del Ministerio Público por delitos del fuero común.

En total, los delitos de "alto impacto" han bajado 6.6 por ciento respecto al año pasado, de acuerdo con las cifras oficiales. Los robos y las lesiones continúan siendo los principales factores de inseguridad para los ciudadanos.

La movilización del 27 de junio del 2004 exigió una respuesta pronta y efectiva a las autoridades para acabar con la delincuencia. Las organizaciones que convocaron pedían combatir los secuestros y cambios en el Ministerio Público y en el sistema judicial.
Entonces, la Procuraduría capitalina y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del Distrito Federal prometieron responder a las demandas ciudadanas y hoy aseguran que los números son el mejor indicador de su trabajo.

"Siempre se han puesto en tela de juicio nuestras estadísticas, yo he reiterado que son reales, verdaderas, tomadas de las averiguaciones previas, no tenemos otra fuente", señala Bernardo Bátiz, procurador del DF.

Sin embargo, la calidad de la labor policiaca es cuestionada por Ana Laura Magaloni Kerpel, doctora en derecho e investigadora en políticas de control del crimen y seguridad del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

"Tenemos una obsesión por premiar cifras y no calidad de la investigación", señala, "he visto expedientes y tenemos en la cárcel a gente que se robó un cinturón usado, un encendedor o un osito de peluche, pero no tenemos a los que están desarmando coches o asaltando en forma violenta, no tenemos en la cárcel a la delincuencia que más afecta a los ciudadanos".
Magaloni destaca que las cifras ofrecidas por la SSP y la Procuraduría capitalina no reflejan un impacto positivo en la calidad de vida de los ciudadanos.

Esa falta de resultados palpables fue reclamada el 27 de junio del año pasado por miles de habitantes, algunos provenientes de las 10 colonias con más alto índice delictivo y que perciben a una delincuencia enraizada en sus calles y que opera sin control desde hace años.
"Los delincuentes conocen muy bien las zonas en que se mueven y dejaron de escoger un lugar específico para asaltar, ahora van por todas", detalla Felipe Cabrera, taxista de sitio en la colonia Narvarte.

El robo de vehículos es uno de los ilícitos que más interesa abatir a la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, ya que es un delito asociado a otras formas de delincuencia, como los asaltos, secuestros, tráfico de autopartes y narcotráfico.

En lo que va del año se han presentado un promedio diario de 81 robos de vehículo y es el principal problema delictivo que enfrenta la ciudad. Las colonias Del Valle, Narvarte, Portales, Roma y Agrícola Oriental son las más afectadas por este problema, y los robos se concentran en las calles cercanas a las avenidas, que sirven como salida rápida para los ladrones.

De acuerdo con la SSP, una de las vialidades más peligrosas es la Calzada Ignacio Zaragoza, a la altura de la Agrícola Oriental, donde se registran asaltos con violencia contra los automovilistas. Vinculados a este ilícito, dentro de la colonia están detectados 175 puntos de venta de droga, talleres de autopartes y unas 40 bandas. En los últimos meses, la incidencia delictiva en la Agrícola Oriental aumentó 6 por ciento respecto al mismo periodo del 2004.

La violencia y las lesiones están ligadas al robo de automóviles. En lo que va del año, al menos cuatro personas han muerto en el DF por oponerse al robo de su vehículo y otras 10 fueron heridas por arma de fuego, revelan las cifras de la SSP.

Dentro de las 10 colonias más peligrosas, en la Doctores se encuentra el mayor incremento de los delitos en los primeros meses del 2005, según la Procuraduría. Su cercanía con la colonia Buenos Aires la ubica como territorio ideal para el robo de autopartes y de vehículos.

A escasos 100 metros del centro de la Doctores, se abre una hilera de 23 refaccionarias y tiendas de autopartes en la calle Andrade, dentro de la colonia Buenos Aires, las cuales ofrecen cualquier pieza del chasis de un automóvil.

Un rin de 14 pulgadas de aluminio de la marca Momo, por ejemplo, se puede conseguir en un día por 2 mil pesos. "Si está en la calle, nosotros lo tenemos", asegura uno de los vendedores.
En la calle Barragán, también en la Buenos Aires, otros 30 negocios de autopartes buscan responder con rapidez a cualquier solicitud de piezas "usadas".

Fernando Schütte, presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública del Distrito Federal, señala que las autoridades policiacas y de procuración de justicia capitalinas actúan con un doble discurso porque atacan los delitos sin ir al fondo de los hechos.

"Hay lugares como la Buenos Aires o Iztapalapa en donde se venden piezas robadas, todos lo sabemos y no se ha hecho nada, habría que ver quién está detrás de estas cosas", indica Schütte, quien fuera parte del comité organizador de la marcha del año pasado.

De acuerdo con el procurador del DF, en el combate al robo de vehículos se han obtenido avances importantes, al grado de que en el 2005 ya se han registrado menos de 80 diarios, una meta que se planteó desde el principio de su función como procurador.

"Todos los delitos con los que se relaciona, en los robos de vehículos pueden suceder lesiones y, excepcionalmente, homicidios", explica Bátiz.

Según la SSP, los vehículos robados son llevados a municipios del Estado de México o a Iztapalapa, que es la delegación con más alto índice delictivo, llegando a los 67.32 ilícitos diarios en promedio durante los primeros cuatro meses del 2005.


¿Inseguridad? Cuestión de percepción

En los comparativos con años anteriores o administraciones pasadas, los números de la Procuraduría capitalina muestran que existe una disminución de las denuncias por robo a casas, transportes, negocios y vehículos. Las cifras también destacan porcentajes menores en casos de homicidios, violación y asalto a transeúntes.

Con las estadísticas en la mano, Bátiz señala que la delincuencia ha bajado en los últimos años, por lo que es falso que los delincuentes estén ganando la batalla a las autoridades.
"Creo que hay una impresión mayor (de inseguridad) de lo que es en realidad. No queremos justificarnos, el problema sigue en una ciudad de ocho y medio millones de habitantes, más otros 3 ó 4 que entran y salen todos los días del Distrito Federal, pero el número (delictivo) está bajo control", explica el procurador.

Bátiz atribuye la sensación de inseguridad a un problema de percepción. Por un lado, explica, el temor se acumula en los ciudadanos ante la experiencia de algún incidente ocurrido hace meses o años. Por el otro, agrega, los medios de comunicación sólo muestran a las personas que han sido víctima de los delincuentes y no al resto de ciudadanos que salen a las calles sin problemas.
"No es una crítica, es simplemente una observación", indica, "los medios, en cumplimiento de su función que es mostrar lo que pasa, muestran lo más rudo, lo más duro que pasa en la ciudad. Yo creo que de ahí proviene el temor".

Ernesto López Portillo, presidente del Instituto para la Seguridad y la Democracia, comenta que existe un sentimiento de inseguridad ciudadano por la falta de confianza en las instituciones.
"Las autoridades siguen bajo esquemas convencionales de poner en primer lugar el número de delitos, el número de detenidos, la cantidad de droga asegurada y la cantidad de policías asegurados, pero la relación en término de calidad de la confianza está por los suelos", detalla López Portillo.

"El procurador Bátiz puede decir que el delito ha bajado, pero tendría que demostrar qué relación tiene entre lo que hace la Procuraduría y esa disminución, si es que la hay".


Sacudida ciudadana

El procurador capitalino asegura que el 27 de junio del año pasado su dependencia recibió una "sacudida ciudadana", pero la cifra de secuestros, una de las principales peticiones en la convocatoria, apenas se redujo.

Según la institución, de enero a abril de este año se denunciaron 48 secuestros, mientras que el año pasado fueron 66 los registrados en el mismo periodo. Sin embargo, el número de bandas desmembradas y las personas consignadas ha sido menor que en el 2004.

Bátiz reconoce que el número actual de secuestros aún es alto, pero argumenta que se han esforzado por obtener buenos resultados.

"Hay muchas personas en reclusorios por secuestro y las penas son altas, ellos ya no tienen oportunidad de salir libres", destaca.

Para Schütte, del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública del DF, el número estimado de secuestros no denunciados en la capital podría llegar a 2 mil, "muchos de los secuestros no se denuncian por desconfianza a las instituciones", agrega.

Sobre este aspecto, el procurador capitalino ha señalado que una de sus principales apuestas es mejorar la atención en las agencias del Ministerio Público y agilizar el trámite de las denuncias.
Sin embargo, Ana Laura Magaloni va más a fondo y señala que hace falta una figura capaz de dirigir acciones de seguridad pública con un plan a futuro.

"En materia de seguridad no hay un liderazgo claro que tenga una visión estratégica y de largo plazo. Son políticas a corto plazo, nunca con una visión de 10 años y que nos colocaría en otra situación", señala la investigadora del CIDE.

Bátiz es consciente de que las cifras jugarán un papel importante en tiempos electorales y, por eso, buscará no descuidar las actividades de la procuraduría.

"La procuración de justicia es uno de los flancos que pueden ser utilizados para bajarle bonos al gobierno de la ciudad y, por tanto, al jefe de Gobierno", señala el procurador.
"Sin embargo, la respuesta que estamos dando es trabajar mejor e ir haciendo las cosas con mucho cuidado y no entrar en polémicas estériles".



Delitos por delegaciones


Promedio de delitos diarios en el periodo de enero a abril del 2005


Iztapalapa
67.32

Cuauhtémoc
56.35

G. A. Madero
51.85

Benito Juárez
38.40

Coyoacán
31.80

Miguel Hidalgo
28.80

Álvaro Obregón
27.23

V. Carranza
26.18

Azcapotzalco
25.73

Iztacalco
20.12

Tlalpan
18.93

Xochimilco
12.68

Tláhuac
8.50

M. Contreras
6.16

Cuajimalpa
3.02

Milpa Alta
2.14

*Fuente: Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.



COLONIA CENTRO

Robo a negocio: inmediaciones de Las Cruces con Ramón Corona.
Robo a transeúnte: Circunvalación con Ramón Corona, Manzanares, San Pablo y Misioneros.
12.53 delitos diarios.
1.2 menos que en el 2004.
Los delincuentes aprovechan la intensa actividad económica de la zona para asaltar a transeúntes y robar negocios.


COLONIA DEL VALLE

Robo de vehículo: Av. Colonia del Valle con Av. Eugenia y con Insurgentes Sur.
7.15 delitos diarios.
0.55 menos que en el 2004.
Aquí operan bandas dedicadas al robo de autos de lujo, quienes aprovechan las vías rápidas que rodean a esta colonia para huir.


COLONIA ROMA

Robo de autopartes y vehículos: inmediaciones de Manzanillo, Aguascalientes, Monterrey y Campeche.
4.28 delitos diarios.
0.54 menos que en el 2004.
Ocupa el tercer lugar entre las más peligrosas con 500 delitos en el 2005. Los delincuentes provienen de otras zonas.


COLONIA NARVARTE

Robo de vehículos y autopartes: calles paralelas a la Av. Cuauhtémoc, entre Xola y Av. Eugenia. Cercanías del cruce de Av. Eugenia y Doctor Vértiz.
5.48 delitos diarios.
0.47 menos que en el 2004.
Algunos de los delincuentes se conducen en una motocicleta y aprovechan los semáforos en rojo para asaltar a los automovilistas.


COLONIA DOCTORES

Robo de autopartes: inmediaciones de Doctor Andrade y Doctor Neva.
Distribución de droga: Doctor Neva y Bolivia.
4.52 delitos diarios.
0.27 más que en el 2004.
Su cercanía con la Buenos Aires la coloca en un lugar ideal para los ladrones de autopartes.


COLONIA AGRÍCOLA ORIENTAL

Robo de vehículos: calzada Ignacio Zaragoza, entre Río Churubusco y Canal de San Juan.
4.58 delitos diarios.
0.27 más que en el 2004.
Ha subido el índice delictivo en los primeros cinco meses del año.
Se ha detectado la operación de al menos 40 bandas, talleres de autopartes y el robo de vehículos con violencia.


COLONIA JUÁREZ

Robo de vehículo y asalto a transeúnte: Niza y calles paralelas.
3.10 delitos diarios.
0.26 menos que en el 2004.
En la delegación Cuauhtémoc, que agrupa a seis colonias peligrosas, se registra el asalto a transeúnte, de negocio y a transporte.


COLONIA SANTA MARÍA LA RIBERA

Robo de vehículo, transeúnte y casa: Cedro y calles paralelas.
3 delitos diarios.
0.15 más que en el 2004.
Aunque su posición en la lista de las 10 peligrosas va a la baja, los delincuentes siguen robando a transeúntes, aprovechando que existen varias instituciones bancarias en la zona.


COLONIA GUERRERO

Robo a transeúnte: cercanías de la Av. Jesús García con Violeta y Carlos J. Meneses.
3.56 delitos diarios.
0.11 más que en el 2004.
Los policías aseguran que las vecindades son refugio para los delincuentes, que también se trasladan a la Roma para delinquir.


COLONIA PORTALES

Robo de vehículo: cercanías de Eje 7 sur y Eje Central Lázaro Cárdenas. Inmediaciones de Eje Central Lázaro Cárdenas y Av. Independencia.
2.78 delitos diarios.
0.45 menos que en el 2004.
La presencia de oficinas y comercios convierte a esta colonia en un "gran estacionamiento" atractivo para el robo de vehículos.

Fuente: Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, Comité Ciudadano de Seguridad Pública del Distrito Federal, coordinaciones territoriales de seguridad pública y procuración de justicia, asociaciones de vecinos, Secretaría de Seguridad Pública y archivo Reforma

La Ciudad de la Esperanza

Un hojalatero de autos fue citado ayer por dos clientes en una calle de la Colonia Narvarte, para realizar un trabajo. Pero cuando Ángel Canales llegó a la esquina de Mitla y San Borja, ya lo estaban cazando. De un Spirit gris bajó un joven que se acercó hasta el Valiant de Ángel y, sin mediar palabras, le disparó en la cabeza. El asesino escapó en el Spirit y en su fuga hirió en un hombro a un testigo que intentó perseguirlo.

domingo, julio 17, 2005

Promesas incumplidas

Prometió y no cumplió.

Ante sus mejores policías, Andrés Manuel López Obrador asumió el compromiso de reducir los niveles de delincuencia en 15 por ciento anual. Estaba seguro que lo combatiría y llamó a cerrar filas entorno al crimen.

Pero sólo logró dejarlos embarcados.

Fue la mañana del 9 de febrero de 2004. AMLO estaba jubiloso. Habló de poseer un instrumento, una fórmula secreta contra la delincuencia, una misteriosa idea para trazar en la tabla estadística un rayo en picada."Por cuestiones estratégicas no podemos dar a conocer a detalle este programa", dijo.

Se escuchó contundente, luminoso, pero ni los policías conocían la estrategia, sólo escucharon el objetivo final sin saber los detalles. AMLO los dejó con la duda:"Pero sí puedo decirles que este programa se propone una meta de disminución en la incidencia delictiva de 15 por ciento para cada uno de los años que nos faltan", prometió.

No fue el único. El entonces secretario de Seguridad Pública, Marcelo Ebrard, alimentó la propuesta. Y también se embarcó."La meta que nos ha puesto el jefe de Gobierno es que sea de 15 por ciento". Echado pa delante, el jefe de policía puso su cabeza como seña irrevocable de su compromiso: "los que no lo podremos lograr, pues tendremos que salir. Porque la meta se va a cumplir, porque se va a cumplir", auguró.

Y Ebrard salió 11 meses después, pero despedido por el presidente de la República, Vicente Fox.Los linchamientos de Tláhuac, donde asesinaron a dos agentes federales a manos del pueblo de San Juan Ixtayopan, fueron el detonante de su salida. Fueron también la justificación presidencial para retirarlo de su cargo.

Hoy, a 12 días de renunciar a la Jefatura de Gobierno para buscar la candidatura presidencial, de la promesa de AMLO sólo se supo el nombre: "Programa General de Seguridad y de Procuración de Justicia y Gobierno para el periodo 2004-2006".

El objetivo: bajar los robos, homicidios, secuestro y violación. Sólo los delitos llamados graves.

Sabedor quizá del incumplimiento de la promesa, el procurador capitalino Bernardo Bátiz intentó matizar los resultados y señaló que el crimen disminuiría sólo en aquellos delitos graves que se cometieran en la calle.

Con todo, el pasado primero de junio, Bátiz terminó por aceptar que la promesa no se había cumplido. Del 15 por ciento de reducción criminal prometida sólo alcanzaron el 10 por ciento.